La reforma
del 74 fue un movimiento que ubicó a la APA en un lugar pionero en lo concerniente a la formación
psicoanalítica. Sus diferencias con la formación consensuada de la mayoría de
los Institutos de la IPA fue determinante de sucesivas escisiones y
desprendimientos. (APDEBA, SAP).
En la
actualidad todos los grupos políticos de nuestra institución, reivindican en
sus declaraciones los principios
que sustentaron la reforma, tales como la libertad curricular y su correlato
princeps: el pluralismo. A mi entender, el pluralismo no es meramente la
convivencia respetuosa y democrática de diversos pensamientos ya que en ese
caso no habría ninguna especificidad psicoanalítica y no nos diferenciaríamos
de cualquier grupo humano que intenta que sus miembros se respeten entre sí.
Creo que no
se puede separar el pluralismo y la libre elección curricular de las
transferencias, que son el eje y el rasgo distintivo de la formación en psicoanálisis.
El Plan de
Estudios de 1974, solo exigía una mayoría de seminarios del grupo A (18) y el
resto(6) de los grupos B y C. Este plan aseguraba (y no pretendía garantizar)
que todo analista formado en la APA tenía un conocimiento centrado en la obra
de Freud. Los mismos podían ser
cursados con cualquier profesor del Instituto durante todo el tiempo que así lo
desearan.
En los
últimos años este espíritu se fue perdiendo silenciosamente, mientras estamos
asistiendo a sucesivas modificaciones reglamentarias en las que se pretende manejar
y dirigir las transferencias de los analistas en formación.
Así vemos
como los candidatos eligen los seminarios forzados a cumplir con los reglamentos
y este hecho no parece haber redundado en un mayor compromiso con el psicoanálisis
sino todo lo contrario.
Si creemos
que es tan importante que se estudie por
ejemplo la “escuela
argentina” ¿no sería mejor preguntarnos qué hemos hecho para hacerla
interesante?.¿Cuánto debatimos entre nosotros sobre este tema? ¿Qué significa
una escuela en psicoanálisis? No
estoy muy segura que tengamos verdaderas respuestas a estas preguntas.
En vez de hacernos
preguntas hemos decretado obligaciones. Y, lo obligatorio suena a enseñanza
universitaria en la cual los alumnos tienen que estudiar un poco de todo. No
nos sorprendería que se intente incluir seminarios obligatorios de neurociencias
o de epistemología como ocurre en los posgrados universitarios. Parecería que
incluir estas materias haría de la
APA algo más “moderno” y atractivo en comparación con el psicoanálisis a secas
que sería un poco antiguo y aburrido.
En el
reciente congreso de Mendoza
tuvimos la oportunidad de ver como los estudiantes universitarios
mostraban un gran interés por las cuestiones más “clásicas” del psicoanálisis y
fue esa concurrencia la que también renovó nuestro entusiasmo por debatir sobre
el psicoanálisis.
Si estamos
en contra del continuismo es porque este no hace lugar a las preguntas ya que
se trata de garantizar la continuidad. Por eso creo que la Apertura
Psicoanalítica es una alternativa a algunos de los problemas que enumeré más
arriba.
Contribución de Isabel Dujovne
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